Ya acabó la grabación de la película
No Cierres Los Ojos, eso significa que me tengo que despedir del
personaje de Laia, y la verdad es que no sé cómo hacerlo.
En la grabación de la primera parte de
la película tuve que conocer, y a la vez crear, a un personaje, que
aún siendo muy opuesto a mí, sabía que me iba a aportar más cosas
de las que le podía aportar yo a ella. Desde que nos enviaron el
guión para comenzar a estudiarlo sabía que me iba a resultar fácil
meterme en la piel de aquella niña seria y luchadora. Aunque sabía
que no teníamos muchas facetas en común. Yo me lancé e interpreté
a un personaje lleno de valentía, intriga, tristeza y fuerza.
Conforme han ido pasando los días, y
con ellos las horas de rodaje, me iba dando cuenta que esa niña a la
que interpretaba ya formaba parte de mí.
Las horas de rodaje se iban haciendo
cada vez más complicadas por la dificultad de las escenas, sin
embargo, el papel de Laia ya salía solo, Laia aparecía en el
momento adecuado marcando diferencias entre la propia Samantha y
ella, destacando su valentía.
Unas de las palabras que me he estado
repitiendo una y otra vez a lo largo de estos años ha sido “ira”
y “fuerza”, aquellas que tiene mi personaje a la hora de sacar lo
peor de ella para conseguir aquello que está buscando, a su hermano.
Puede ser que seamos el día y la
noche, que ella tenga la parte de furia y que no le tema a nada, que
se lance a la piscina sin saber si está llena o vacía solo para
tocar el fondo. Para ella el fin justifica a los medios, le da igual
cómo llegar al final del asunto si al final podrá llegar. Ante
estas facetas y formas de pensar se encuentran las mías, las de la
propia Samantha, que piensa que los medios son los que justifican el
fin, lo importante es saber cómo estás haciendo las cosas para
llegar al final de manera correcta. No es lo mismo ganar una batalla
habiendo matado a 100 personas que ganarla mediante un consenso.
En este contexto fue cuando separé a
Laia de mí, cuando me di cuenta de que la locura y la impulsividad
que tenía mi personaje eran realmente envidiadas por mi parte,
envidia por querer tener esa valentía en muchos aspectos de mi vida.
Laia desaparece, ya no tiene guión, no
tiene nada más que contarnos, se evapora para algunos pero no para
mí. Laia ha sido aquella que me ha demostrado que tengo furia e
impulsividad dentro, aquella con la que me he entendido perfectamente
aun siendo tan diferentes, aquella a la que no le hace falta tener
guion o hablar para saber lo que quiere decir, porque Laia nació en
la imaginación de Gaspar, pero ha estado viviendo conmigo en todo
este tiempo.
La primera vez es difícil de olvidar,
y Laia ha sido la primera en aparecer en este mundo de interpretación
e imaginación que tanto me gusta.
No me gusta despedirme de las cosas a
las que le cojo cariño, y mucho menos si aquellas cosas me han
enseñado a mejorar, por lo tanto, estoy segura de que esto no es una
despedida, porque Laia seguirá conmigo y aparecerá en aquellos
momentos en los que ella me ha enseñado que tiene que hacerse de
notar.
Nos despedimos agradeciendo a todo el
equipo y en particular al director. Un saludo de parte de Samantha y
de Laia.
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